Los misterios religiosos son parte de la oración católica del rosario. Después de los misterios gozosos del anuncio y la infancia de Jesús, vienen los misterios luminosos (son cinco) que nos ayudan a meditar y comprender la vida pública de Jesucristo. Por estos misterios santos se abarca del bautismo de Cristo, hasta la víspera de la Pasión de Jesucristo. Estos misterios tienen que ver con la luz y son milagros divinos que resplandecen.
1. El Bautismo de Jesús, primer Misterio Luminoso.
El Bautismo de Jesús se realizó en el Río Jordán; fue hasta ahí Jesús, procedente de Galilea, para que Juan lo bautizara. Juan quería impedirlo, diciendo: «Soy yo el que necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?» Jesús le respondió: «¡Déjame ahora, pues conviene que se cumpla así toda justicia!» Juan accedió. Bautizado Jesús, salió luego del agua y en esto los cielos se abrieron y vio al Espíritu de Dios descender en forma de paloma y posarse sobre él. Una voz del cielo dijo: «Éste es mi hijo amado, mi predilecto, en quien me complazco». (Mt 3,13-17) Padre Nuestro, 10 Ave María (meditando el misterio luminoso anterior), Gloria.

Vendrían los milagros divinos, y es que el comienzo de la vida pública de Jesús se dio desde su bautismo por Juan quien declaró: «un bautismo de conversión para el perdón de los pecados» (Lc 3, 3)» (CIC, 535).
Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.
Meditar sobre el misterio.
2. Las bodas de Caná es el comienzo de los Milagros de Jesús. Segundo misterio luminoso
Ya en su vida pública, Jesús realizó su primer milagro (a petición de María, su Madre) durante un banquete de boda. La Iglesia alaba este milagro de Jesucristo en las bodas de Caná, donde está presente la bondad del matrimonio como signo eficaz de la presencia de Cristo. (CIC, 1.613). Veamos la historia de este segundo Misterio luminoso. Ver también la multiplicación de los panes y los peces o la pesca milagrosa, en los milagros de Jesús en la naturaleza.
Autorrevelación en las bodas de Caná. Hubo una boda en Caná, un pueblo de Galilea. Fueron invitados María, nuestra Virgen, la madre de Jesús, junto con él y sus discípulos. Se acabó el vino, y la madre de Jesús le dijo: «Ya no tienen vino». Jesús le contestó: «Mujer, ¿por qué me lo dices a mí? Mi hora aún no ha llegado». Dijo ella a los que estaban sirviendo: «Haced lo que él os diga». Había seis tinajas de piedra, para el agua que usan los judíos en sus ceremonias de purificación, cada una con capacidad de 50 a 70 litros.
Jesús pidió que se llenaran de agua y luego dijo: «sacad un poco y llevádselo al encargado de la fiesta». Éste probó el agua convertida en vino, sin saber de dónde había salido. Solo lo supieron los sirvientes. El encargado le dijo al novio: «Todos sirven primero el mejor vino, y cuando los invitados ya han bebido bastante, se sirve el vino corriente. Tú has guardado el mejor para el final». Este es el milagro de Jesús en Caná de Galilea. Mostró su gloria, y sus discípulos creyeron en él. (Jn 2, 1-11).

Rezar: Padre Nuestro, 10 Ave María (meditando el anterior misterio) y Gloria.
Se ora:
Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno. Lleva al cielo a todas las almas, sobre todo a las más necesitadas de tu misericordia.
3. Tercer misterio luminoso: El anuncio del Reino de Dios.
El anuncio del Reino de Dios se da cuando Jesús invita, en Galilea, a la conversión. Esto sucedió luego del encarcelamiento de Juan. Jesucristo dijo: «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en el Evangelio». (Mc 1, 15).
«Todos los hombres están llamados a entrar en el Reino de Dios. Anunciado en primer lugar a los hijos de Israel, este reino mesiánico está destinado a acoger a los hombres de todas las naciones» (CIC, 543).

Reflexionar con la oración del rosario: Padre Nuestro, 10 Ave María (meditando el misterio), Gloria. Y repetir como parte de los misterios luminosos meditados:
Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia. Recordar las enseñanzas y sermones de Cristo.
Puedes leer estas: oraciones milagrosas
4. La Transfiguración de Jesucristo es el Cuarto de los Misterios Luminosos.
Transfigurar es cambiar el aspecto o la forma de una persona o cosa. Este evento de Nuestro Señor es narrado en los evangelios sinópticos de: san Mateo , san Marcos y san Lucas. Fue cuando ocho días después del anterior milagro y misterio luminoso, Jesús tomó a tres de sus discípulos y los llevó al monte a orar. Mientras oraba, cambió el aspecto de su rostro y no solo eso… Resplandece como una figura no terrenal, sino más espiritual.
El pasaje cuenta que el Salvador se manifestó en un estado glorioso a los discípulos Pedro, Santiago y Juan. Fue por un breve tiempo, revestido de toda su gloria y al lado de Moisés y Elías, quienes aparecieron con un resplandor glorioso. Jesús se transfiguró y se volvió radiante en gloria divina sobre una montaña. ¡Qué milagro! Cabe mencionar que las escrituras cuentan que Jesús habló ahí con los dos aparecidos, de su propia y futura muerte en Jerusalén.
Una historia hermosa

La historia sobre la Transfiguración de Jesús en el Monte Tabor se cuenta así: «Seis días después, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los llevó aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz» (Mt 17, 1-2). Desde una nube se pudo escuchar: «Éste es mi hijo, el elegido, escuchadlo»
Así, por un instante, Cristo muestra su gloria divina, confirmando la confesión de Pedro. Para entrar en su gloria, según el catolicismo, es necesario pasar por la Cruz en Jerusalén. (CIC, 555).
Iglesia de la Transfiguración, en el Monte Tabor, Israel es el Monasterio de la Transfiguración, conocido como «Monasterio de Santa». Orar: Padre Nuestro, 10 Ave María (meditando el misterio), Gloria. Y repetir para este misterio meditado: Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.
5. Quinto misterio luminoso: La institución de la Eucaristía en la última cena.
La institución de la Eucaristía en el Cenáculo de Jerusalén en la tarde del Jueves Santo, durante la última cena. Mientras cenaban, Jesús tomó en sus manos el pan, y luego de dar gracias a Dios lo partió y se lo dio a sus discípulos, diciendo: «Tomad, comed, esto es mi cuerpo». Después tomó en sus manos una copa, y habiendo dado gracias a Dios la pasó a sus discípulos diciendo: «Bebed todos de esta copa, porque esta es mi sangre, con la que se confirma el pacto, la cual es derramada en favor de muchos para perdón de sus pecados / la sangre de la alianza, que será derramada por todos«.» Como puede leerse en: (Mt 26, 26-28).
Con sus apóstoles en el transcurso del banquete pascual, Jesucristo dio su sentido definitivo a la pascua judía. En efecto, el paso de Jesús a su Padre por su muerte y su resurrección, la Pascua nueva, es anticipada en la Cena y celebrada en la Eucaristía que da cumplimiento a la pascua judía y anticipa la pascua final de la Iglesia en la gloria del Reino CIC, 1.341.

Se reza el Padre Nuestro, 10 Aves María (meditando el misterio luminoso de la eucaristía) y Gloria. Repetir: Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.
Padre Nuestro, Ave María, Gloria por las intenciones del Papa. Salve. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
El rosario y los misterios luminosos meditados
El Santo Rosario marca que los jueves son día de los Misterios Luminosos. Siempre debes iniciar con: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. Se reza un Credo, un Padre Nuestro, 3 Aves Marías (dedicadas por la fe, la esperanza y la caridad), y la oración de Gloria. Lo mismo para lo misterios dolorosos.